Nos
encontramos ante una lógica imposible, según la cual para crear
empleo quienes trabajamos tenemos que hacerlo prolongando nuestra
jornada. Es decir, combatir el paro quitando empleo o combatir el
fuego con gasolina.
Todo
ello sin que la vicepresidenta y locuaz portavoz del actual gobierno
evidencie el más mínimo sonrojo.
Los
medios oficiales ya no argumentan, solo confunden, crean
incertidumbre, asustan con la intención de llevarnos a un
permanente estado de shock que paralice toda rebeldía y allane el
camino a nuevas agresiones/recortes.
LO
QUE NO SE DICE:
Tenemos
que pagar todas las deudas, también las privadas:
Ahora pagar esa deuda se antepone al bienestar de la población.
Estamos
en manos de unos pocos que nos quieren dejar en pelotas.
Las
desigualdades crecen, crece la economía especulativa, pierde valor
la productiva: el trabajo.
No
sobra sector público, sobran mentiras: existen recursos, pero el
gobierno, no quiere que salgan a la luz.
Menos
pan y más lujo: Baja la venta de coches utilitarios y aumenta un 80%
la venta de coches de lujo.
Nos
gobierna la economía especulativa, la economía ficticia donde la
ética no existe.
Todo
ello en un llamado estado democrático donde se nos dice, desde los
púlpitos del poder, que solo existe un camino de salvación, el
que marcan los mercados y sus profetas,
las primas de riesgo y sus agencias de calificación. Ni
aquellos, ni estas fueron elegidos, luego la democracia no es que
esté en entredicho, está prácticamente anulada.
Ante
esta sangría de recortes de nuestros derechos no queda otra
alternativa que moverse, nos va en ello todo. No tienen razón, sus
medidas son injustas, nos agreden y ante la agresión no queda otra
que acudir a una defensa propia colectiva. Nuestra sumisión ayuda a
alimentar su insaciable codicia. Es hora de pasar a la acción.
LAS
COSAS NO SON COMO SON
SON
COMO ESTÁN Y SE PUEDEN CAMBIAR