28 oct 2013

HEMOS GANADO: GSS se ve obligada a retirar el ERE



La empresa ha terminado por claudicar delante del Comité de Empresa en una negociación en la que la CGT ha ido desmontando su argumentación día a día. Al final, se han tenido que bajar los pantalones ante la comisión negociadora, y en la última reunión han reconocido que este expediente de regulación no podía seguir adelante de ninguna de las maneras.

CGT lo dijo desde el principio: no existen causas económicas, ni productivas ni organizativas para una medida de estas características. A pesar de contratar a la prestigiosa multinacional KPMG para hacernos tragar sus ridículas mentiras, nuestros abogados, los mismos que hace año y medio tumbaron el primer ERE de la compañía, nos fueron asesorando todos los días para solicitar la información sensible con la que podríamos desmontar su castillo de cuentos. Venían mejor preparados que en el primer ERE. Habían aprendido de sus errores del pasado y, por ello, contratado a una prestigiosa abogada. Sus esfuerzos finalmente han resultado inútiles.

Nuestra estrategia

Sabíamos que esta batalla se iba a comenzar a dar en dos frentes: en la mesa de negociación y en la calle.
Comprendimos enseguida que podíamos demostrarles la inviabilidad del expediente durante las negociaciones pero que también necesitaríamos del apoyo de los trabajadores; que la empresa tenía que ver con sus propios ojos que detrás de nuestros argumentos iban a estar los compañeros de Estructura expresando su indignación.
Nuestra estrategia era osada. Nos comprometimos a publicar un comunicado por cada reunión mantenida con la empresa, y hacerla llegar los trabajadores de Estructura, a pesar de las prohibiciones de Julio Alberto Pérez, el director de Personal, que nos amenazó con sancionarnos si distribuíamos información a los trabajadores.
Sin embargo, CGT hizo caso omiso a esta prohibición porque entendimos que los derechos se conquistan de esta forma, como históricamente ha sido, luchando, y no bajando la cabeza como borregos obedeciendo la voz del amo. Y a la vez que nos defendimos ejerciendo nuestros derechos, interpusimos una demanda contra la empresa por atentar a la libertad sindical. (Fuimos los únicos, una vez más). De este modo, los compañeros de Estructura supieron siempre qué estaba ocurriendo en la mesa de negociación. La transparencia, símbolo de CGT, la impusimos como norma de conducta, y todo el resto de secciones sindicales se vieron obligadas, no sólo a relatar lo que estaba sucediendo, sino a posicionarse con respecto al ERE.
Haciendo añicos sus mentiras
Con paciencia y tenacidad, enarbolando la ley en la mano, fuimos reduciendo el número de afectados por este expediente. Era ilegal prescindir de un técnico de prevención, como querían al comienzo; como era ilegal despedir, como pretendían, a quien tuviese guarda legal por cuidado de menores.
Era temerario echar a la calle a los operarios de mantenimiento, dado que iba a poner en riesgo la seguridad de todos los trabajadores de la empresa.
Era inviable dejar a departamentos con una sola persona, si no querían encallar a la empresa en una absurdo inmovilismo. Si tenían previsto crecer con más contrataciones, el ERE era absurdo; más teniendo en cuenta que la Estructura de Line daba cobertura al resto de empresas del Grupo GSS.
Un sólo dato nos revelaba la magnitud de la farsa: desde el 10 octubre habían contratado un total de 125 agentes nuevos para diferentes campañas.
¿Y los criterios?
CGT preguntó por los criterios objetivos desde el primer día. No supieron responder; les pusimos contra las cuerdas sobre este asunto. Todo lo más que decían eran ridiculeces, con las que trataban de ocultar la única realidad: la lista estaba hecha desde el principio y la habían confeccionado a dedo.
Finalmente, en la penúltima reunión, y ante la insistencia de nuestra sección pusieron en la mesa el artículo 17 del convenio de Telemárketing como el criterio para hacer la lista de los afectados. Otra metedura de pata: este artículo hace relación a la extinción de contratos ante la disminución del volumen de las campañas de operaciones; y en nada incumbe a las áreas de Estructura. Sí, venían mejor preparados, sin duda; pero continúan siendo los mismos chapuceros de siempre.
 
Juntos, pudimos
Con esta frase terminamos nuestro último comunicado llamando a todos los trabajadores de Estructura al paro de dos horas para el 23 de octubre. Necesitábamos que los afectados y los no afectados se movilizasen, pararan para mostrar su repulsa ante este ERE tramposo e ilegal.
Antonio Martos, el director financiero de la compañía, uno de los negociadores por parte de GSS, mostró su habitual sonrisa burlona, cuando supo que habíamos convocado el paro. Estaban seguros de que iba a ser un fracaso.
El 23 de octubre las banderas de la CGT ondearon delante de las puertas de la Avenida de la Albufera. Confiábamos que la gente bajaría; y bajaron. Se fueron uniendo los compañeros de Estructura, poco a poco; y delegados de UGT, quienes a pesar de no convocar el paro, participaron en él con su presencia. No importó ni el miedo a las represalias ni las presiones que hubo por parte de algunos directores para que la gente no secundara la huelga. Alrededor de treinta personas manifestaron durante aquellas dos horas su rebeldía ante aquel ERE injusto. La cosa quedó clara para la empresa: estaban perdiendo sus razones jurídicas en las mesa de negociaciones y el rechazo entre los trabajadores de Estructura era patente; las consecuencias podían ser imprevisibles para GSS.
Lamentablemente se echó en falta a los delegados de CCOO, que prefirieron como miserables quedarse en su puesto de trabajo, antes de apoyar la concentración convocada por nuestra sección, o al menos apoyar a los trabajadores en huelga. Y a pesar de que sus afiliados estaban afectados por el ERE, los miembros de la sección de CTI, el sindicato amarillo de la empresa, también dio la espalda a los trabajadores de estructura no secundando la huelga. Qué decir de USO, esa organización fantoche, más obsesionada por engañar a los trabajadores para que firmen sus listas de candidaturas electorales, que de apoyar a los compañeros en sus despidos colectivos.

La lucha si sirve